–La coagulación y el sangrado tras la vacunación pueden aumentar con cada revacunación y con cada exposición al coronavirus. Tanto la vacunación repetida como los coronavirus comunes serán peligrosos para los jóvenes sanos, cuando para quienes no habiéndose vacunado la Covid-19 no representan riesgo sustancial alguno. Están obligando a la gente a vacunarse y creo que las están matando. Que nadie se ponga una tercera, cuarta o quinta vacuna de refuerzo porque si lo hacen contribuirán a diezmar la población mundial. Dr. Sucharit Bhakdi. Instituto de Microbiología e Higiene Médica de la Universidad de Mainz. Alemania. [42] [43]
-La vacunación genera síndrome de Enfermedad Aumentada por Vacunas (ADE) y este es mucho más grave que la enfermedad en sí, y tales efectos adversos se achacarán a la aparición de nuevas cepas y en lugar de reconocer el error se propondrán más vacunas para ellas. Dra. Maria José Martínez Albarracín. Catedrática de Procesos Diagnósticos Clínicos. Profesora de Inmunología y Bioquímica. [44] [45]
-Las vacunas pueden provocar infertilidad, porque al inducir la vacuna anticuerpos contra las proteínas espiga del SARS-CoV-2, estos podrían atacar igualmente a la proteína sincitina-1 (responsable del desarrollo de la placenta) al ser similar en algunos aspectos. Dr. Wolfgang Wodarg. Físico y Virólogo especializado en enfermedades pulmonares y el Dr. Michael Yeadon. Experto en alergias y problemas respiratorios. Ex director científico y vicepresidente de Pfizer. [46]
Y las propias fichas de las vacunas reconocen que pueden provocar trastornos del sistema inmune, trastornos de la sangre y del sistema linfático, trastornos vasculares, trastornos del sistema respiratorio, torácico y medianístico, trastornos psiquiátricos, trastornos del sistema nervioso, trastornos gastrointestinales y trastornos musculoesqueléticos y del tejido conjuntivo. [47] [48] [49] [50] (Los efectos ocasionados por las vacunas están siendo actualizados en la Sección LO QUE SE ESCONDE TRAS LA TAPADERA MEDIÁTICA)
En esta Nueva Normalidad, no solamente el caos social y los ruinosos efectos en la salud provocados por la cuarentena resultan completamente subestimables. Lo mismo sucede con los innumerables riesgos fatales que representan estas vacunas experimentales, los cuales fácilmente son justificados argumentando que los beneficios son mayores que los riegos, alentando masivas campañas para la vacunación “voluntaria” [51] que hacen uso de diversas estrategias como el derecho a despedir trabajadores que no quieran vacunarse, restringir el ingreso a determinados lugares, o no poder viajar sin un carnet sanitario, forzando de esta manera a que jóvenes, niños y toda la población sana (que tiene más de un 99,95% de probabilidades de sobrevivir al Covid-19) sea vacunada con el fin de prevenir un virus de alta contagiosidad (que según expertos se trasmite por aire [52] y puede permanecer de 4 a 15 días en las superficies [53]) pero que en casi 2 años de pandemia (al 05-01-2022) había contagiado (“casos PCR”) al 3,8% (300 millones) de la población mundial, [54] la mayoría asintomáticos (personas sanas), mientras el 0,07% (5,5 millones) de la población habría muerto por su supuesta causa, cifras que pese a su manipulación, colocan al Covid muy lejos de una amenaza capaz de diezmar la vida humana, y también muy lejos de otras causas de muerte las cuales nunca han sido motivo para justificar pánico, caos y experimentación genética. Sin embargo, se continúa sembrando una realidad plagada de terror y continuos anuncios de síntomas que van desde una congestión hasta un dolor de cabeza, amenazante escenario al que se suma ahora la discriminación de las personas no vacunadas, mientras se anuncia que el fin de la pandemia está ligado a los porcentajes de vacunación, señalando implícitamente que esto no sucederá hasta estar todo el mundo vacunado.
Hemos llegado a un punto de la historia en la que se pretende sostener que una persona no vacunada puede trasmitir una enfermedad (mayormente asintomática y de baja mortandad) a otra que está vacunada contra dicha enfermedad. Bajo la narrativa de esta lógica, se interpreta que para que tres vacunas funcionen, la otra persona también debe de estar triplemente vacunada, representando esto un fenómeno insólito para la ciencia, la inmunización y la inteligencia en general. A su vez, pese a las vacunas, las personas continúan contagiándose, contagiando (positivo PCR), usando mascarilla para protegerse del virus por el que fue inmunizado, incluso muriendo por la supuesta causa del Covid-19, mientras que la narrativa oficial sostiene que si una persona muere 60 segundos después de vacunarse, se trata de una casualidad en la que no hay ninguna relación que investigar, desviando fácilmente la atención de los fatales efectos de las vacunas. Mientras, si alguien fallece tres o seis meses después de haber dado positivo a un test PCR, la causa de muerte es Covid, reforzando así el miedo, las cifras y el interés completamente enfocado en el virus.
No es casualidad que pasado los pocos meses del inicio de esta pandemia, numerosos científicos y especialistas de la salud del más alto prestigio mundial comenzaron a señalar todo tipo de irregularidades, médicas, científicas, políticas y mediáticas, definiendo al coronavirus como “el mayor fiasco de la salud pública de todos los tiempos”, [55] y haciendo declaraciones que ponen en completa tela de juicio las bases de esta pandemia, afirmando que se ha convertido una epidemia relativamente benigna en un monstruo incontrolable. Que los test PCR (insólitamente aprobado un día antes de que se publicara el borrador del genoma SARS-CoV-2) no sirven para diagnosticar nada, [56] [57] y que la cuarentena no es la medicina correcta, [58] porque las políticas de bloqueo producen efectos devastadores en la salud física y mental a corto y largo plazo, [59] [60] calificando a la vacunación masiva de toda la población sana como un error científico y médico. [61] [62] Para completar esta gran secuencia de denuncias, hasta abril de 2022, más de 170 instituciones científicas y oficinas de salud gubernamental en más de 30 países, no han podido proporcionar o citar algún registro que describa el aislamiento y purificación real del “SARS-COV-2”. Todas las afirmaciones de este supuesto “virus” no son más que especulaciones salvajes respaldadas solo por ciencia fraudulenta, pruebas fraudulentas y diagnósticos basados en fraude. [62B]